El testimonio del economista Giuseppe Toniolo, defensor de la primacía de lo ético en la acción humana y uno de los promotores del catolicismo social.El pasado 29 de abril fue beatificado en la basílica de San Pablo Extramuros de Roma, el siervo de Dios Giuseppe Toniolo (1845-1918), noticia que festejamos y que nos brinda la oportunidad de recordar a un gran olvidado del catolicismo y de la historia del pensamiento social y económico.
Nacido en Treviso, este sociólogo-economista, apóstol del catolicismo social, de la Democracia Cristiana y de la Acción Católica Italiana, padre de siete hijos, profesor de Economía Política en la Universidad de Pisa durante más de 40 años, fue el iniciador de una corriente científica que en el campo de las ciencias sociales fue continuada, entre otros, por los italianos Luigi Sturzo, Amintore Fanfani y Francesco Vito y por el economista argentino Francisco Valsecchi, dirigente de la Acción Católica Argentina, decano fundador de la Escuela Superior de Economía y de la ex Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica Argentina.
Católico militante, llegó a ver reflejado su pensamiento en la encíclica Rerum Novarum (1891) y tuvo una participación activa en los movimientos católicos, sociales y políticos de la Italia de su tiempo. Amigo de Don Bosco, fue un incansable promotor de la celebración de las Semanas Sociales, de la Obra de los Congresos –organización que desde 1874 a 1910 marcó las líneas directivas del pensamiento y la acción político-social de los católicos italianos dando origen a la Democracia Cristiana –, de la fundación de la Universidad Católica de Milán, de la Unión Católica para los Estudios Sociales (1889) y la de la Revista Internacional de Ciencias Sociales y Disciplinas Auxiliares (1893), órgano donde publicó un número importante de artículos a favor del descanso dominical, el límite de las horas de trabajo, la defensa de la pequeña propiedad y la tutela del trabajo de las mujeres y de los jóvenes, trabajos que se suman a los numerosos escritos de carácter económico y social entre los que se destacan: L´odierno problema sociologico, Democrazia Cristiana, Storia dell’Economía Sociale in Toscana y Trattato di Economía Sociale.
Contemporáneo al período de transición que marcó la transformación de las antiguas instituciones y formas de vida europeas producidas por el auge del capitalismo industrial de corte liberal, Toniolo fue protagonista de la aparición de ideas, doctrinas y teorías hasta entonces desconocidas y que buscaban explicar y solucionar la “cuestión obrera”. Situado así en una época en la cual recrudecían los conflictos de clase y se incrementaban los estudios y debates sociales y económicos, dedicará varios años de su vida a la conformación y explicitación de un sistema científico opuesto al de la escuela liberal imperante, situación que lo ubicará como “maestro y jefe de la Escuela Social Ético Cristiana surgida en Italia como reacción científica al individualismo económico”1.
Trattato di Economia Sociale
Ubicándose en posición crítica al positivismo reduccionista de su tiempo, el principal aporte de Toniolo a nivel científico fue el esbozo de un sistema interdisciplinario con diferentes niveles de conexiones entre las distintas ciencias sociales positivas integrado a las ciencias sociales especulativas. Sistema deductivo/inductivo que diseñó a partir de la comprobación empírica de la existencia de una “ley de proporción” o de “intercambio de influencias” entre el progreso económico-social –bienes materiales– y el moral-civil de una sociedad –bienes inmateriales– y que presentó en su obra Trattato di Economia Sociale, cuyo primer volumen fue publicado en 1907.
Preocupado no sólo por la realidad social y económica de la época sino también por el estado de su ciencia, Toniolo se sumaba así a los movimientos de reacción científica indicando cuáles habrían de ser los criterios y las normas a los cuales debía sujetarse la Economía –en su doble aspecto: ciencia y realidad– para alcanzar el máximo bienestar individual y social. Basándose en la “ley de proporción” –que implicaba la existencia de una correlación dinámica entre dos objetos de la actividad humana el material y el moral – presentaba de este modo en su Trattato los fundamentos de un pensamiento que resultaba, como se comprende, opuesto al que proclamaba la corriente principal –neoclasicismo– ya que desde el comienzo indicaba que no es la Economía sino la Ética la ciencia que le señala al hombre y a la sociedad que el fin de la “civilización” no es la riqueza –medio– sino la felicidad común, el bien común. Por lo que el progreso económico-civil consiste en la obtención de una serie de equilibrios que conduzcan al máximo posible de bienes inmateriales –fines– con el mínimo proporcional de bienes económicos –medios–. En esta línea, el malestar o las crisis sociales deben considerarse resultantes de un conjunto de desequilibrios debidos a la desproporción que existe entre bienes espirituales y bienes económicos, es decir, entre medios y fines. En su visión, el progreso económico debe por lo tanto medirse por el modo o grado en que la Economía contribuye a la felicidad común. Sólo así, afirmaba, “la Economía deja de ser una doctrina para enriquecer –crematística– o un arte para mercaderes y banqueros”2
Enseñanza de la Economía
Una de las principales cuestiones que enseñaba Toniolo es que la Economía no indaga más que un “aspecto del vivir social”, lo que significa que aunque estudia cuestiones relacionadas con la riqueza, no está separada de otras actividades del cuerpo social. Por lo cual ninguna de sus leyes puede ser fijada sin tener en cuenta la solidaridad que existe entre las diversas actuaciones de vida colectiva. Y si bien la Economía es “la ciencia de los medios útiles”, su utilidad o capacidad para conseguir ciertos resultados no puede ser considerada sin el conocimiento de los fines humanos que, como se ha señalado, no le son indicados por las ciencias sociales positivas sino por las ciencias sociales especulativas. De este modo, el principal desafío para una Economía orientada al bien común consiste en “someter más y más las teorías a la guía de las ciencias sociales filosóficas”.
Basado en estos principios, Toniolo diseñó los fundamentos de un sistema inductivo/deductivo de Economía Política ordenado al progreso social entendido no sólo en términos materiales sino, además, ético-morales. En este sentido, advertía que la riqueza no es únicamente un medio directo para cubrir los fines de la existencia sino también un medio indirecto para promover virtudes individuales y sociales. Respecto de las primeras, afirmaba: “La posesión de riqueza que asegure la existencia física es una condición para que los pueblos se encaminen tranquilamente a la cultura del espíritu”. Respecto del orden civil, indicaba que la posesión de bienes materiales permite no sólo independencia económica sino también, independencia de las propias opiniones, actos y conciencia. Decía: “Los tiempos de decadencia en los que la riqueza se concentra o degrada en pocas manos, se caracterizan por costumbres de adulación servil”.
A nivel político, la riqueza de todas las clases sociales es condición y medida de participación en la soberanía ya que “allí donde el rico es uno solo entre un vulgo de miserables, lozanea el despotismo”. Debido a que únicamente un régimen de ordenada libertad asegura una mayor participación y difusión del bienestar económico, la mera existencia del sufragio no asegura la vida democrática ya que si aquél no se corresponde con un aumento gradual de las condiciones materiales de las multitudes, sólo conduce al conflicto: “Donde las multitudes pobres y sin bienes pesan sobre la balanza del gobierno, ésta oscila y se inclina a convulsiones en las que aquellas no tienen nada que perder. Donde mejor se encuentra garantizado un orden de libertad es allí donde se hallen debidamente equilibradas todas las formas y clases de riqueza”.
Esta era, según creía, la importancia especulativa y práctica de la Economía, cuestión que debía considerarse de manera prudencial ya que la ciencia económica “ni es doctrina única o suprema en el campo de las ciencias sociales, ni da por lo tanto explicación de todos los problemas de la sociedad. Hoy está ya universalmente reconocido que los mismos problemas de la riqueza apenas se pueden comprender sin elevarse a causas éticas, jurídicas, políticas, religiosas, etc., las cuales traspasan su competencia”.
En la Argentina
Tal como se señalara al comienzo, el pensamiento de Toniolo tuvo una importante proyección en la Argentina de la mano de Francisco Valsecchi (1907-1992), economista que junto a un pequeño número de laicos y sacerdotes institucionalizó en nuestro país el pensamiento de quien consideraba su maestro. Según relata Ludovico Videla –alumno de Valsecchi y ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la UCA–, “Valsecchi siempre quiso crear en la Argentina una Escuela de Economía de orientación católica que abrevase en la perspectiva epistemológica que brindaba Toniolo. A algunos de sus discípulos nos entusiasmó su propuesta y hemos trabajado mucho en ese sentido, aunque con un éxito relativo. Uno de los problemas que enfrenta la perspectiva de Toniolo y de Valsecchi es que debe dialogar con una ciencia, la Economía, dominada por la Escuela Positivista Neoclásica que rechaza la indagación sobre los principios filosóficos y éticos de la acción económica. Pero también en el campo teológico católico el diálogo no es sencillo. La doctrina social, que es teología moral, se entiende como un agregado cultural a una ciencia autónoma y no como un orden moral, social y económico integrado. De esta manera, ciertas teologías como la de “la liberación” adoptan la Escuela Marxista para sus propuestas económicas sin considerar el anti humanismo esencial al materialismo dialéctico. Por estos problemas, considero que el proyecto de Valsecchi-Toniolo está inconcluso en la Argentina. No obstante, la sabiduría de esta corriente se aprecia en la notable actualidad de la concepción epistemológica de Valsechi propuesta en su ya clásico texto sobre ¿Qué es la Economía?
- Valsecchi, Francisco (1945) “Recordación de José Toniolo en el centenario de su nacimiento”, en: Boletín Oficial de la Acción Católica Argentina, Buenos Aires, noviembre de 1945, pp. 217-221.
- Toniolo, José, “Tratado de Economía Social”, S. Calleja, Madrid, 1922.
La autora es Licenciada en Economía por la Universidad Católica Argentina, profesora adjunta en la Facultad de Ciencias Económicas y doctoranda en Sociología en la misma universidad.